Lo viste pasar, merodearse por el aire como aquellas hojas
de otoño, que antes de deslizarse sobre la superficie, se mueven al ritmo de
una brisa que pareciera darle sentido a su caída, a su existencia y por qué no
también al árbol que la contenía.
Ayer, lo que divisaste no fue una hoja. Quizás,
el efecto y las sensaciones provocadas fueron similares. Quizás también ese
objeto -¿es un objeto, o es parte de tus sueños, aquello que te despierta
sensaciones que aún no logras extrapolar, pues sólo se presentan en aquel
mítico lugar- le da sentido a tu existencia. El elemento en cuestión es nada
más y nada menos que el globo. Aquel que
viste pasear por la Bonavena, pasmado, ya que notaste que en esta ocasión vos, que
estabas con tu casaca blanca y roja, eras el protagonista. Lo movías, lo
empujabas, eras el como el viento que guía a aquella hoja. Él te daba sentido a vos, y vos le dabas sentido a él.
El martes presenciamos el comienzo de algo grande. Sí, tan
grande como Huracán. La justicia poética empezó a hacer su trabajo, porque el globo, que hace seis años había pasado de disfrutar a uno de los mejores
equipos del fútbol argentino, en pocos meses descendió a la B Nacional. Entre
noviembre y diciembre, vivió exactamente de lo contrario, ya que estuvo a punto
de caer en el peor de los infiernos, y hoy es campeón, está en primera y, de la
mano de Apuzzo, se metió en la segunda fase de la Copa Libertadores, con un
equipo que dará que hablar en el plano internacional.
Respecto al partido en cuestión, Huracán jugó un partido
inteligente, con una “marcha” menos, teniendo en cuenta que el plantel es
corto, y que la serie estaba más que definida. El marco, quizás, exigía que el
equipo brinde un poco más, pero si lo analizamos fríamente, fue una decisión
acertada, pensando en el partido del domingo ante Unión de Santa Fe. A pesar de
todo, el conjunto dirigido por Néstor Apuzzo fue más que Alianza Lima, y tuvo
seis o siete situaciones claras para ponerse en ventaja.
En esta ocasión, sólo podemos destacar el orden defensivo,
ya que Mancinelli se consolidó como lateral, Nervo ingresó bien y soportó la
presión de jugar ante más de 35.000 personas —en Arsenal la cosa era bien distinta—, Domínguez demostró que
“saca pecho” en los partidos decisivos, y Balbi confirmó su buen nivel. La
deuda estuvo en el mediocampo, ya que Vismara y Villarruel no tuvieron la
velocidad y la precisión necesaria para iniciar los contragolpes, y Toranzo, a
diferencia del partido de ida, jugó un partido sin muchas luces. En los últimos
metros, Ábila volvió a evidenciar toda su extravagancia —si entraba la media
chilena, se hubiese posicionado como uno de los mejores goles de la Copa
Libertadores—
Con el
apoyo de Mftatto, los puntajes del empate ante Alianza Lima:
Díaz: 6 – Rápido, ágil y atento. Si bien sólo tuvo dos o
tres intervenciones, estuvo sobrio para salir a apurar, achicar y responder ante
cualquier yerro de la última línea.
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Mancinelli: 5 – Irregular encuentro, en el que fue
superado en algunas ocasiones, y estuvo muy firme en otras. En un partido sin
demasiados sobresaltos, fue el más vulnerable de la defensa. Lo positivo es que
sigue sumando minutos en el puesto de lateral derecho, donde el globo no tiene demasiado recambio, es por eso que es vital que el pelado se
afiance en esa posición.
Nervo: 6 – Buen debut del joven pero experimentado
marcador central. Cometió algunos errores, pero en líneas generales completó un
buen partido, demostrando solidez en el juego aéreo, potencia física y
jerarquía para jugar con la pelota en los pies. Aún deberá pulir algunos
detalles, pero, para ser el debut, exhibió condiciones más que prometedoras.
Domínguez: 6 – Por suerte para Huracán, mantiene la
tendencia de elevar su rendimiento en los partidos importantes. No sólo que no
falla, sino que también demuestra toda su experiencia, anulando a quien se le presente y siendo la voz de
mando de la defensa. Sin dudas, ya es un baluarte indiscutido.
Balbi: 6 – Confirmó lo que había hecho en el partido de
ida. Por una cuestión táctica, y porque el partido así lo pedía, no tuvo
demasiada incidencia en los últimos metros, pero fue una garantía en la marca,
ya que no fue desbordado en ninguna ocasión, no se complicó demasiado con el
balón en los pies, ni cometió errores.
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Villarruel: 5 – Aceptable encuentro de Lucas, que aportó
marca y sacrificio, pero que no logró conectarse ni con Vismara ni con Toranzo
para generar fútbol. En un partido flojo de Huracán, no sobresalió ni quedó en
deuda en relación a lo que mostraron sus compañeros.
Vismara: 4 – Flojo partido de Federico, que volvió a exhibir
un rendimiento similar al del semestre pasado, ya que no estuvo lúcido para
aprovechar los contraataques, estuvo impreciso con el balón y ofreció un ritmo
un tanto más bajo respecto al partido de ida.
Toranzo: 4 – Muy poco de Toranzo, que en esta ocasión
estuvo inhibido, ya que no jugó con la libertad del encuentro anterior, ni tuvo
la precisión y el ímpetu para hacerse cargo de las acciones ofensivas del equipo. En un momento tan decisivo, necesitamos que el Pato mantenga un
nivel más continuo.
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Gamarra: 6 – Nuevamente, volvió a demostrar que no le
pesa la titularidad, y que tiene unas cualidades notables. Fue el mejor del
mediocampo, y si bien no mantuvo un ritmo constante –el partido no se lo permitió,
ya que la mayor parte del partido Huracán esperó, y no tuvo el balón–, habilitó
a Torassa, en el primer tiempo, y Ábila en el segundo, con una jerarquía
notable. Condiciones le sobran, sin lugar a dudas. Habrá que ver cómo logra adaptarse
–física y mentalmente– a lo que se viene.
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Torassa: 5 – Al igual que el partido de ida, reveló una
faceta distinta a lo que solía hacer en All Boys, retrocediendo para incomodar
la salida del rival, y obligando el error de la defensa peruana. Nuevamente, fue el jugador
que más metros recorrió y, si bien no fue trascendente en los últimos metros ni le generó peligro a la última línea, completó un partido correcto, ya que
fue vital para este esquema compacto, y jugó con una intensidad y un sacrificio
notable.
Ábila: 6 – El mejor de Huracán. A pesar de que no pudo
convertir, fue el comandante de todas las acciones de ataque del globo. Fue inteligente
para utilizar su cuerpo, y ganar la posición del balón, y también desplegó
buenos recursos para dejar en el camino a los rivales. Al igual que a sus
compañeros, no le pesó el hecho de jugar la Copa Libertadores, y exhibió la
misma extravagancia que en torneos menores –destaco especialmente una fascinante media chilena, que hizo
delirar al pueblo quemero–.
Agustín Macri
@Agustín Macri
Agustín Macri
@Agustín Macri