viernes, 23 de enero de 2015

Barajar y dar de nuevo

No es la primera vez que se frustra un pase a Huracán. En el desfile de nombres y de candidatos a vestir nuestros colores, pasaron Roberto Brum, Damián Lemos, Agustín Pelletieri, Mario Bolatti, Iván Marcone, Rodrigo Arciero, Jonathan Ferrari, Sergio Sosa, Carlos Matheu, Leonardo Sigali, Sebastián Bértoli, Facundo Melivillo, Rafael Delgado y ahora se suma Washington Camacho, habilidoso volante zurdo. Apuzzo había expresado su deseo ferviente de incorporarlo a sus filas, pero finalmente el uruguayo no jugará en el globo.


Desde Revolución Quemera tuvimos contacto con Cristian Grabarnik, su representante, quien nos confirmó la noticia de que Washington Camacho tomará otros destinos —posiblemente Racing o algún equipo de Ecuador—. Además, si no se concreta la llegada de Hugo Nervo  —días atrás había quedado trunco el acuerdo con Jonathan Ferrari, los dirigentes apuntarán a Franco Lazzaroni, central zurdo de 26 años, surgido en Colón —donde juega actualmente— y con un breve paso por Newell´s.

En un mercado de pases que resultó negativo para el club, la comisión directiva tendrá el intrincado desafío de sumar un volante externo, un defensor central y un delantero centro en poco más de una semana. Huracán está pagando el precio de la soberbia y la imprudencia de un presidente que jamás supo entrever las consecuencias de su letargo y su tendencia a procastinar, y que abusó de la confianza en un vetusto precepto que suele indicar que durante los recesos, los futbolistas bajan las pretenciones con el correr de las semanas. Lo cierto es que eso no sucedió, y hoy Huracán disputará la Copa Libertadores por segunda ocasión —hecho que no podemos dejar de reconocerle a esta comisión directiva, que supo manetener la base en el semestre pasado y tuvo el inesperado resultado de triunfar en la Copa Argentina— con un plantel que a priori es austero, sin figuras rutilantes.

La pasividad de los dirigentes, sumado a la ausencia del máximo mandatario, quien se tomó vacaciones y jamás se mostró muy receptivo ante la posibilidad de delegar la conducción del club, ha suscitado una gran controversia entre los quemeros, que confiaban en esta comisión directiva, más aún luego de haberse ganado el merecido reconocimiento por haberle concedido a nuestro club la oportunidad de adjudicarse su título número 12. 

Lo cierto es que Huracán nuevamente tomó el camino equivocado, y eligió vanagloriarse con pretéritos laureles, confiando en un plantel que si bien tiene el mote de ser el equipo campeón luego de 41 años, también debió superar vaivenes que lo dejaron a un paso de permanecer en la B Nacional. El tiempo se encargó de demostrarnos que aferrarse a viejos logros no hace más que estancar las posibilidades de crecimiento, clausurando toda oportunidad de progreso. Lastimosamente los errores parecen repetirse, volviendo a caminar por senderos inseguros, y arriesgados.

Las decisiones que se han tomado desde las altas esferas políticas del club compelen a los hinchas a creer en la suerte, a la cual no hay que burlar, pues ya nos concedió un favor en noviembre. Seríamos ingenuos si no mencionáramos los errores. También podrían calificarnos de esa forma si no reconociéramos todos los cambios positivos que se llevaron adelante en esta gestión. Es cierto, también, que muchos de los nombres que no prosperaron pedían cifras exorbitantes; pero no podemos recurrir a esa absurda generalización, pues clubes económicamente menos desarrollados que Huracán han tenido la astucia que no tuvieron nuestros directivos. No caigamos en la mezquindad de calificar a los hinchas de pesimistas, cuando las críticas que se formularon desde las redes sociales no distaron demasiado de la realidad. Aún no comprendemos por qué se eligió marginar a Gustavo Mendelovich en este mercado de pases, y se incorporó a jugadores que no fueron pedidos por el técnico —es el caso de Matías Blásquez, por ejemplo—

¿Confiaron en armar un equipo humilde y compacto? ¿Quisieron cuidar la economía del club? Sobran las hipótesis. Desde nuestro lugar, jamás pusimos en duda la honestidad de quienes administran el club, pero no podemos dejar de mencionar ciertas cuestiones. Tampoco debemos omitir algo trascendental, y es que la masa societaria no puede mantenerse en este número deshonroso de 10.000 socios activos. Clubes como Crucero del Norte rondan los 5.000. Difícilmente logremos construir un proyecto sólido sin una buena cantidad de asociados que faciliten que éste se lleve a cabo.

Recémosle a San Marcos —también llamado Marcos Díaz o Marcos Dios—. No sería la primera vez que nos concede un milagro...

Agustín Macri 
@Agustín Macri